Xavi Barrachina es, además de colega periodista, un tío muy listo. Un día decidió que, si lo que realmente le gustaba en la vida era el vino, debía dedicarse a él de lleno. Así que, ya hace un lustro, hizo las maletas, dejó atrás Barcelona y se plantó en el Priorat para trabajar en Saó del Coster, un proyecto vinícola que un grupo de amigos apasionados de esta región y sus vinos comenzaron hace once años.